Las afecciones más recurrentes derivadas de la calima y el polvo en suspensión son la obstrucción nasal y el picor de ojos. Las grandes concentraciones de polvo en el aire pueden llegar a agravar los problemas respiratorios.
Las partículas al ser tan pequeñas son respirables, llegando a nuestros pulmones y lagunas al riego sanguíneo. Cuando la calima permanece a lo largo de varios días se registra un aumento de los pacientes con dolor torácico y asma.
Amós García, Jefe de sección del Servicio de Epidemología del Servicio Canario de Salud, nos da las claves para afrontar estos episodios de calima.